El hombre morirá.
El hombre morirá en todo caso.
El hombre morirá sin falta.
La muerte es inevitable.
Por muy grande que sea el poder de uno, por muy rico que sea, por mucho que ame a alguien, por mucho que sea respetado y por mucho que prospere, terminará por morir. Lo único que usted puede hacer para sumirse en la felicidad eterna es no cometer errores en su transmigración y reencarnar siempre allí donde se predique y practique la Verdad.
Para renacer donde está la Verdad usted debe practicar la Verdad. Antes de practicar la Verdad, uno debe estudiarla y pensar conforme la misma. Es precisamente lo que uno debe hacer sin pereza todos los días.

De "¡No dejen que las falsas doctrinas les engañen!".
El mundo de S.Asahara, parte 4".